Andrés Mauricio Pérez Montenegro.
Médico Veterinario Universidad de Nariño Coordinador Técnico
MEGAVET S.A.

En la actualidad, el mercado nacional e internacional de los subproductos dirigidos para el consumo humano, provenientes de las explotaciones ganaderas ha adquirido una alta demanda, lo cual sumado a la firma de Tratados de Libre Comercio con diferentes países exige altos estándares de calidad e inocuidad en la producción ganadera. Una herramienta clave para mejorar la competitividad de los hatos, ha sido el uso de la biotecnología reproductiva; a través de la cual se han dado pasos agigantados en el mejoramiento de la genética de los animales en el país, en diferentes razas dirigidas a la producción de leche, doble propósito y carne; con la obtención de excelentes subproductos cárnicos y derivados de la leche. Pero, es importante aclarar que para obtener óptimos resultados en los hatos en los cuales se aplican estos procesos, es necesario implementar prácticas adecuadas de manejo sanitario y nutricional; con el objetivo de prevenir las causas de infertilidad e ineficiencia reproductiva, como son las enfermedades del complejo reproductivo bovino, deficiencias de minerales y vitaminas, entre otras.

Estas enfermedades, producen un impacto económico muy alto, menguando considerablemente la eficiencia reproductiva de los hatos, ya que adicionalmente a las pérdidas gestacionales en sus diferentes etapas: muertes embrionarias (0 – 42 días de gestación), abortos (42 – 260 días de gestación), partos pretérmino y mortinatos (260 días al término de la gestación); producen también, nacimientos de terneros débiles de baja talla y peso que tienen poca viabilidad, así como infertilidad con anestro y fallas en la concepción o hasta inflamaciones del aparato reproductivo de la hembra o el macho.

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Cuadro No 1. Alteraciones Sanitarias de las Enfermedades del Complejo Reproductivo Bovino diferentes a la brucelosis que se pueden prevenir por vacunación.

Las actividades dirigidas a identificar las causas de esta problemática se denominan diagnóstico, este término no solamente involucra el uso de pruebas de laboratorio, si no que abarca también la determinación de las diferentes manifestaciones clínicas de las enfermedades en campo, teniendo en cuenta toda la población con las diferentes edades y etapas productivas de los animales; permite reconocer también el Impacto que produce dicha problemática (% Enfermos y % Muertes vs Productividad); sumada a la correlación con los factores de riesgo para la presentación de las enfermedades entre los que se encuentran el manejo, la nutrición, el medio ambiente, etc.

Los síntomas y signos (manifestaciones clínicas) de una enfermedad reproductiva, pueden ser visibles, sutiles u “ocultos”; es decir, en predios sin o con deficiente información y registro de eventos de salud y producción, es difícil cuantificar el grado de la problemática; ya que muchas veces solo se identifica lo que se puede observar (abortos y mortinatos), sumado a que existen también explotaciones con un sistema de producción que es de tipo extensivo extractivo, donde se realiza una cosecha semestral de animales y en las cuales se usan mínimas prácticas sanitarias y de manejo.

Cuando se utiliza e registro de los diferentes sucesos sanitarios y de manejo se puede determinar el desempeño reproductivo y productivo del hato, para esto se usan datos informativos importantes dentro de los cuales se encuentran: Número de animales reproductivamente activos, identificación de celos, servicios o montas, número de hembras preñadas y vacías con o sin problemas ováricos o uterinos, número de nacimientos, días parto – preñez, número de lactancias y producción actual, así como peso de las crías al destete, entre otros. Con esta información se puede establecer los diferentes parámetros reproductivos y productivos como son: % de infertilidad, % y eficiencia en detección de celos, servicios por concepción, % de preñez, natalidad y destete, días abiertos, intervalo entre partos, etc; los cuales sumados a los análisis y tomas de decisiones adecuadas; proporcionan herramientas útiles para determinar rentabilidad de la producción, priorizar problemas, establecer el plan de acción a corto, mediano y largo plazo a seguir y ver el beneficio técnico y económico de las soluciones implementadas.

Para instaurar el plan sanitario (plan vacunal preventivo y de control) es indispensable tener en cuenta la cobertura vacunal que debe estar acorde con los hallazgos de diagnóstico obtenidos en cada hato o la incidencia de la leptospirosis y demás enfermedades del complejo reproductivo bovino en la región; siendo muy común encontrar 2 o más en la misma explotación. Se debe tener en cuenta también que la inmunidad producida por las vacunas para leptospirosis, no dura mas de 6 meses y que es imprescindible proteger a todos los animales del hato hembras y machos a partir de los 3 meses de edad, incluyendo machos reproductores y hembras en cualquier etapa gestacional; usando vacunas seguras en todas las etapas productivas, sin riesgos de efectos perjudiciales después de la vacunación.

Teniendo en cuenta lo anterior, inicialmente se debe aplicar 2 dosis con intervalo de 21 días de una vacuna polivalente viral y bacteriana, que proteja contra IBR, DVB, Leptospirosis y otras enfermedades como la Campylobacteriosis o la producida por la bacteria Haemophylus somnus que causa problemáticas reproductivas y respiratorias; para posteriormente aplicar 6 meses después, una dosis de vacuna que proteja únicamente contra leptospirosis; de aquí en adelante se debe realizar revacunaciones con una sola dosis intercalarlando cada 6 meses la vacuna polivante viral bacteriana y la que protege únicamente contra leptospirosis. De esta manera, los animales se encontrarán protegidos, contra estas enfermedades durante todo el año.

Es importante aclarar que la vacuna para leptospirosis solamente protege contra los serovares incluidos en la misma. Es por esto que las vacunas que contienen dentro de sus componentes de leptospira alguno de los 2 tipos de leptospira del bovino, (L. hardjoprajitno o L. hardjobovis) no protege contra la infección del que no está presente; ya que no existe inmunidad cruzada entre los 2 serotipos de este serovar. Por lo tanto, la verdadera protección para leptospirosis en los bovinos, se obtiene creando inmunidad para los 2 tipos de L. hardjo; adicionalmente a los que normalmente están presentes.

Sumado a lo anterior, se deben realizar prácticas de bioseguridad que son indicadas dentro de las Buenas Prácticas Ganaderas (BPG), dentro de las cuales se tienen: Control de animales salvajes que normalmente son portadores, como son: roedores, cerdos salvajes y murciélagos, en zonas donde estos son comunes; protegiendo los depósitos de concentrados, sales y demás alimentos, al igual que los bebederos; Desinfección de establos, salas de ordeño, equipos de ordeño etc.; Cuarentena de los animales nuevos que lleguen al hato para realizar exámenes de diagnostico, aplicarles el plan sanitario respectivo, antes de ingresarlos a los potreros donde se encuentra los animales de la finca o de realizar cualquier proceso reproductivo con estos.

Por último, es necesario recordar que “La implementación de un plan sanitario adecuado, permite la optimización de la productividad de los hatos”.